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domingo, 22 de marzo de 2015

Nuestra última flor.

Mi nombre es poco importante en ésta historia, mis intereses y cualidades también. Lo único que importa es que hoy las flores que cada día llenaban de vida a mi cuarto no volverán a hacerlo, no habrá más pétalos marchitos sobre mi mesa, mucho menos estará aquella nueva flor que siempre suplía a la anterior.
Es impresionante ver que a veces cada acción vale mucho más de lo que imaginas.

Todo comenzó un 4 de marzo, probablemente era un día normal para cualquier otro pero para mi era el inicio de algo misterioso.
A causa de un nuevo y gran trabajo trasladaron a mi papá cerca de la ciudad de México, nos instalamos en una casa muy distinguida, al ir mirando por la ventana del carro llegue a darme cuenta de que esta no era como las otras casas de la colonia, era de estilo rústico y moderno a la vez, las paredes tenían una textura tan única que ni siquiera la puedo describir, el olor de un lugar nuevo penetró en mí nariz haciendo que mi ser se llenará de esperanza.

Alguien tocó a la puerta y al abrir vi a un chico de cabello negro y ojos color café que después serían la causa de mí insomnio, su sonrisa era tan hermosa y encajaba a la perfección en cada parte de él. Su mamá y su hermana lo acompañaban, después de 5 segundos de silencio aquella mujer de edad avanzada me puso un pequeño pastel en las manos y con una amplia sonrisa me dio la bienvenida.

Despertaba, me metía a bañar y al terminar de desayunar me dirigía al colegio para que después de una mañana tan laboriosa en la tarde pudiese disfrutar de un poco de tarea y un buen libro en las noches.
Un día, miraba por la ventana y la sombra de aquel chico estaba pasando del otro lado, subió las persianas y rápidamente me oculté poniendo mí cuerpo contra la pared. Oí que llenaba algún objeto con agua, quizás un vaso para después tomársela, pero entonces su voz un poco rota se pudo escuchar diciendo "me gusta mirar en las noches las estrellas, son tan brillantes y me doy cuenta de que si no fuera por la oscuridad ellas no destacarían por lo que son." No era capaz de salir y responder, ni siquiera podía contener mi respiración, cuando logré controlarme me asomé y él ya no estaba ahí, sus persianas estaban cerradas pero ahora un ramo de rosas totalmente rojas adornaba su ventana y cuando miré al suelo de cemento que separaba nuestros hogares vi la flor más hermosa de todas y con cautela y silencio salí a tomarla.

Y así pasaban mis días, con deseo de alguna vez verlo y poder hablarle, me resultó misterioso el hecho de que él diga cosas tan hermosas, quiero decir que nunca había conocido a alguien guapo como él que no fuera engreído, la mayoría de los chicos en mi escuela creen que con una cara bonita podrán tener a cualquier chica en su cama, lo triste es que algunas si se dejan llevar por eso; mi escuela no es de gran cantidad de alumnos así que puedo verlo sentado en el mismo lugar de siempre con la cabeza sólo mirando al suelo, los días nublados él los hace relucir cada que miro la nueva flor que me deja en las noches.
Aún no comprendo porque lo hace, no entiendo como puede gustarme tanto y no poder ir y hablarle, si él y yo no fuéramos tan tímidos quizás hoy pasaríamos buenos momentos juntos. 

Es sábado por la noche y a la misma hora de siempre estoy acostada en mi cama esperando aquel sonido que produce cada flor cuando cae del otro lado de mi pared, pero hoy no suena, son las 11 y ya no resisto más, miró afuera sólo por si acaso, pero no, quizás hoy no hay flores, quizás hoy fue un día duro para él, quizás ya se acabó el amor.
Es de madrugada y unas luces rojas, blancas y azules que son reflejadas por mi ventana logran despertarme, entre cierro mis ojos y un pensamiento doloroso llega a chocar contra mi pecho, mis lágrimas no caerían si no fuera por la imagen que acabo de ver. 
Del otro lado de la ventana sólo miró su cuerpo pálido y sin fuerza ser transportado en una camilla, todo mi ser comienza a temblar y no puedo dejar de mirar sus ojos cerrados, no se lo que ha pasado, pero necesito saberlo, ésto no puede estar pasando, seguro es un mal sueño.
Hoy soy más negro que piel, no soy la chica que lleva color rosa pastel en su atuendo éste día, mis manos siguen temblando y mis ojos con un ligero tono rojo al rededor muestran su desvelo, las lágrimas de a noche siguen siendo recordadas y hoy sólo llevo una flor blanca en las manos; por un mes variedad de flores adornaban mi escritorio pero hoy soy yo la que se atreverá a darle una flor llena de deseo y amor que ya nunca más podrá ser demostrado.  

Por: Maribel Frías Juárez.

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